Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
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Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
http://realtamadwarek.org/Crash%20Helmet%202/0.html
Espero les agrade.
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memodeth- Senior Droogie
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Re: Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
Lo tienes traducido? Sino no importa. Cuando tenga tiempo le echo un ojo.
LORD OF THE RIFFS- Senior Droogie
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Re: Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
Sí. Lo voy a transcribir, Lord y también para Guille y todos los demás.
Gracias.
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memodeth- Senior Droogie
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Re: Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
Las tres metáforas de la era contemporánea: lo moderno, lo posmoderno y la crisis. 1961-2009W
Este ensayo pretende alimentar al lector de la curiosidad por la poética como ejercicio cotidiano, no como entretenimiento si no como resignificación de la realidad a través de un breve análisis de las metáforas moderno, posmoderno y crisis, que han transcurrido entre los siglos XX y XXI.
El planeta vivió un reacomodo a partir de los años sesenta del siglo pasado. Una cierta porción de esta generación decidió reconfigurar las simbologías poéticas y ajustarlas a su vida debido a la avalancha de cambios en que se vieron inmersos. Esta velocidad, tal parece que fue mayor que en cualquier otro período histórico: la libertad, el amor, la igualdad y el trabajo fueron los principales conceptos reconfigurados. En esa sensibilidad, el amor podría darse en personas del mismo sexo o bisexuales, y el trabajo podría ser una categoría de goce e intercambio, más que de sacrificio físico y empleos asalariados. Así mismo, fue más común que los artistas de esta época consideraron las sustancias psicoactivas como herramientas de ayuda para la creación, tanto escritores como Ginsberg, Cocteau, Huxley y pintores como Mati Klarwein, así como los músicos John Coltrane, Miles Davis, ciertos miembros de Soft Machine y King Crimson, entre otros, los cuales compusieron fuera de los cuatro cuartos, ampliaron las raíces de la negritud como el blues y jazz, así como integración de la música de orquesta en la psicodelia.
En resumen, se apostó por una toma de conciencia de las sensibilidades del ser humano y destrucción del capitalismo, o los que algunos teóricos llaman, la destrucción de la modernidad. Así mismo el muro de Berlín creado en 1961 fue un marrazo a la armonía local alemana, y se extendió en todo el mundo de maneras histórico diversas.
En las décadas siguientes se hizo evidente que la liberación fue coartada por una sobrepoblación demandante, por la metáfora de la partición del mundo en dos polos: liberales y conservadores, capitalistas y socialistas, ricos y pobres. Esta ruptura creó la necesidad de comprenderse a sí mismos, y tomar una postura dentro de cierta organización que recaía en una exclusión de lo alternativo. Esto dañó la sensibilidad global; una fractura, una crisis poética. ¿Era necesario tomar uno u otro camino y crear enemistades por la diferencia de estar en el mundo? Era muy evidente la diferenciación ideológica: decir capitalismo y pensar en Estados Unidos, decir socialismo y pensar en la Unión Soviética. Esta coyuntura del querer ser y el deber ser, arrojó al ser humano a insertarse con sus propias reglas y códigos simbólicos. Nos militarizamos, creímos en el gobierno, creamos instituciones, planes económicos, nos escondimos, creamos organizaciones sociales, demandamos hospitales, escuelas, agua, energía eléctrica, gas, gasolina, legalización de drogas, liberación del alcohol, del cigarrillo, legalizamos la prostitución: en sí, nunca quisimos perder el control en una configuración poética polisémica y cambiante; la denominada posmodernidad.
La caída del muro de Berlin en 1989 acentuó tal proceso. Poco a poco el enemigo no era visible. Las guerras por el petróleo se disfrazaron como una salvación de la humanidad frente al terrorismo. Al destaparse las intenciones verdaderas, la humanidad inició un proceso de abrirse a la polisemia, los hijos cuestionaron a los padres, iniciaron un recorrido de apuesta por las emociones y el raciocinio perdió ese peso estructural en la conciencia gracias a la “muerte del método” propuesta por Fayerabend. Estos procesos son semejantes históricamente, pero en esta época (1989-2008) se abrieron de nueva cuenta. Así, surgieron los emos como una metáfora visible de tal fractura. El fenómeno emo puede explicarse como un supuesto retorno a lo sensible e introspección pero fuera de toda participación dinámica, característica afín a todas las subculturas : punks, darks, metalheads, indie, etc.
La configuración poética del emo resaltó la pasividad y la incomprensión: niños zen de supermercados. La violencia por parte de los otros jóvenes hacia los emo se traduce como un odio a cualquier sin sentido, y es muy importante comprender que la posmodernidad arrojaba productos cada vez más secos, edulcorados, así como nutritivas propuestas eclécticas artísticas. El inglés pasó a ser un lenguaje mundial gracias a la mediatización acaparada por Estados Unidos y consumido por todo el mundo en formato de rock, de cine, en sí, de un arte norteamericano. El caso de Malta es un ejemplo de cómo el lenguaje y las estructuras de regímenes extranjeros configuró a la sociedad de manera drástica ya que lo local parecía desaparecer como polvorón.
Ahora bien, si el muro de Berlín como metáfora de límite entre modernidad y posmodernidad es aceptada. Podemos afirmar que el asunto posmoderno permeó al orbe hasta el cansancio. Se requería un concepto del cual la humanidad se familiarizara y se sensibilizara de acuerdo a una norma general. Creo que desde el 2008 el concepto crisis fue aceptado como una metáfora de sentido de la realidad. Aunque en su sentido más puro, crisis significa un cambio brusco de una enfermedad para mejoría o empeoramiento. Lo que se está tratando es meter en la gente la idea de que la crisis es un mal, ya no un cambio brusco que abre la posibilidad de vida o muerte. La crisis como estadío permanente, estable, inamovible, pesimista; otra etapa donde el terror del Estado se inserta.
Para muchos de nosotros, acostumbrados a estar en medio de las metáforas de la polaridad, la crisis es constante, impredecible y aguda. Comer saludable un día, y al otro, las sobras de ayer, sopas de plástico, fruta transgénica, la persecución del dinero, etc.; todo esto y más. Si bien, las metáforas de modernidad y posmodernidad ya no están en boga, tampoco fueron claras ni unidireccionales, pero a falta de un verdadero cambio que no llega, la humanidad cansada de la promesa del bienestar constante, ha optado por aceptar la crisis como un paradigma nuevo.
Mi teoría es que la crisis no es económica, ni política, ni religiosa, es una crisis poética. La poética es cómo el ser humano acepta y excluye símbolos, los moldea, les da un sentido y articula en un discurso sensible, propio. Modernidad y posmodernidad puede entenderse como un intento de discurso sensible, por más que sea polisémico o lleno de simbologías disparejas. Ahora bien, en el 2009 intuyo que la configuración poética de la “crisis” está alejándose de las fórmulas del bienestar psíquico ya que siento que este hecho estaba inherente pero disfrazado y ahora la clase gobernante ya se descaró. De nada sirve que el mundo esté vigilado las 24 horas por cámaras en todo tipo de espacio. La inseguridad, el asalto, el asesinato testificado por el big brother no es la solución.
No propongo una solución. Estoy incapacitado para ello y tampoco busco cambiar al mundo, pero sí invito a leer la vida en frecuencia poética puesto que esto colabora en una resignificación más personal de lo que es la realidad y dota de ciertos equilibrios entre el querer ser y el deber ser. La poesía, entendida como realidad espiritual, es elemental en el ser, ya que colabora a resemantizarlo todo. La poética ayuda a un lenguaje personal, a no perder el control, a burlarse de lo que molesta y a viajar más allá de lo que son problemas sociales, y aceptar que algo más se mueve: enfocarse a una ola sin percibir al océano, no darse la oportunidad de conjugar simbologías es vivir la crisis poética.
La negación a la poesía es una batalla lograda por la insensible clase política, apoética, intransigente y estática. El ritmo de hacer y deshacer sobre un mismo espacio. Componer una calle, romperla, volverla a componer, es un proceso terrorista. El ser humano se ha convertido en un consumidor visual y algunos ven y no interpretan. Ver un cambio de paisaje en el ambiente cotidiano, podría ser interpretado como una novedad, como un embellecimiento de la superficie, así mismo como un respiro a la “crisis mundial”. También ver en estos detalles a los procesos terroristas es resultado de una sensibilidad más abierta, despierta y capaz de interpretar a mayor escala, el sentir de todos los humanos como una especie cansada de sostener a la razón como guía de vida, en energías por un bienestar que existe pero que no puede seguirse comprando en supermercado, más bien en la cotidianidad. Soy feliz, hay sol, hay mar, hay amor, hay música y esto nutre mi ser.
La crisis poética es eso, la imposibilidad de ver más allá de lo evidente. La crisis es un supuesto neoparadigma que está en nosotros aceptarlo o negarlo. Se le invita al lector a disfrutar la poesía escrita por el hombre y la poesía escrita por la naturaleza, reconfigurar y actuar en el tenor deseado, al ritmo del corazón.
Este ensayo pretende alimentar al lector de la curiosidad por la poética como ejercicio cotidiano, no como entretenimiento si no como resignificación de la realidad a través de un breve análisis de las metáforas moderno, posmoderno y crisis, que han transcurrido entre los siglos XX y XXI.
El planeta vivió un reacomodo a partir de los años sesenta del siglo pasado. Una cierta porción de esta generación decidió reconfigurar las simbologías poéticas y ajustarlas a su vida debido a la avalancha de cambios en que se vieron inmersos. Esta velocidad, tal parece que fue mayor que en cualquier otro período histórico: la libertad, el amor, la igualdad y el trabajo fueron los principales conceptos reconfigurados. En esa sensibilidad, el amor podría darse en personas del mismo sexo o bisexuales, y el trabajo podría ser una categoría de goce e intercambio, más que de sacrificio físico y empleos asalariados. Así mismo, fue más común que los artistas de esta época consideraron las sustancias psicoactivas como herramientas de ayuda para la creación, tanto escritores como Ginsberg, Cocteau, Huxley y pintores como Mati Klarwein, así como los músicos John Coltrane, Miles Davis, ciertos miembros de Soft Machine y King Crimson, entre otros, los cuales compusieron fuera de los cuatro cuartos, ampliaron las raíces de la negritud como el blues y jazz, así como integración de la música de orquesta en la psicodelia.
En resumen, se apostó por una toma de conciencia de las sensibilidades del ser humano y destrucción del capitalismo, o los que algunos teóricos llaman, la destrucción de la modernidad. Así mismo el muro de Berlín creado en 1961 fue un marrazo a la armonía local alemana, y se extendió en todo el mundo de maneras histórico diversas.
En las décadas siguientes se hizo evidente que la liberación fue coartada por una sobrepoblación demandante, por la metáfora de la partición del mundo en dos polos: liberales y conservadores, capitalistas y socialistas, ricos y pobres. Esta ruptura creó la necesidad de comprenderse a sí mismos, y tomar una postura dentro de cierta organización que recaía en una exclusión de lo alternativo. Esto dañó la sensibilidad global; una fractura, una crisis poética. ¿Era necesario tomar uno u otro camino y crear enemistades por la diferencia de estar en el mundo? Era muy evidente la diferenciación ideológica: decir capitalismo y pensar en Estados Unidos, decir socialismo y pensar en la Unión Soviética. Esta coyuntura del querer ser y el deber ser, arrojó al ser humano a insertarse con sus propias reglas y códigos simbólicos. Nos militarizamos, creímos en el gobierno, creamos instituciones, planes económicos, nos escondimos, creamos organizaciones sociales, demandamos hospitales, escuelas, agua, energía eléctrica, gas, gasolina, legalización de drogas, liberación del alcohol, del cigarrillo, legalizamos la prostitución: en sí, nunca quisimos perder el control en una configuración poética polisémica y cambiante; la denominada posmodernidad.
La caída del muro de Berlin en 1989 acentuó tal proceso. Poco a poco el enemigo no era visible. Las guerras por el petróleo se disfrazaron como una salvación de la humanidad frente al terrorismo. Al destaparse las intenciones verdaderas, la humanidad inició un proceso de abrirse a la polisemia, los hijos cuestionaron a los padres, iniciaron un recorrido de apuesta por las emociones y el raciocinio perdió ese peso estructural en la conciencia gracias a la “muerte del método” propuesta por Fayerabend. Estos procesos son semejantes históricamente, pero en esta época (1989-2008) se abrieron de nueva cuenta. Así, surgieron los emos como una metáfora visible de tal fractura. El fenómeno emo puede explicarse como un supuesto retorno a lo sensible e introspección pero fuera de toda participación dinámica, característica afín a todas las subculturas : punks, darks, metalheads, indie, etc.
La configuración poética del emo resaltó la pasividad y la incomprensión: niños zen de supermercados. La violencia por parte de los otros jóvenes hacia los emo se traduce como un odio a cualquier sin sentido, y es muy importante comprender que la posmodernidad arrojaba productos cada vez más secos, edulcorados, así como nutritivas propuestas eclécticas artísticas. El inglés pasó a ser un lenguaje mundial gracias a la mediatización acaparada por Estados Unidos y consumido por todo el mundo en formato de rock, de cine, en sí, de un arte norteamericano. El caso de Malta es un ejemplo de cómo el lenguaje y las estructuras de regímenes extranjeros configuró a la sociedad de manera drástica ya que lo local parecía desaparecer como polvorón.
Ahora bien, si el muro de Berlín como metáfora de límite entre modernidad y posmodernidad es aceptada. Podemos afirmar que el asunto posmoderno permeó al orbe hasta el cansancio. Se requería un concepto del cual la humanidad se familiarizara y se sensibilizara de acuerdo a una norma general. Creo que desde el 2008 el concepto crisis fue aceptado como una metáfora de sentido de la realidad. Aunque en su sentido más puro, crisis significa un cambio brusco de una enfermedad para mejoría o empeoramiento. Lo que se está tratando es meter en la gente la idea de que la crisis es un mal, ya no un cambio brusco que abre la posibilidad de vida o muerte. La crisis como estadío permanente, estable, inamovible, pesimista; otra etapa donde el terror del Estado se inserta.
Para muchos de nosotros, acostumbrados a estar en medio de las metáforas de la polaridad, la crisis es constante, impredecible y aguda. Comer saludable un día, y al otro, las sobras de ayer, sopas de plástico, fruta transgénica, la persecución del dinero, etc.; todo esto y más. Si bien, las metáforas de modernidad y posmodernidad ya no están en boga, tampoco fueron claras ni unidireccionales, pero a falta de un verdadero cambio que no llega, la humanidad cansada de la promesa del bienestar constante, ha optado por aceptar la crisis como un paradigma nuevo.
Mi teoría es que la crisis no es económica, ni política, ni religiosa, es una crisis poética. La poética es cómo el ser humano acepta y excluye símbolos, los moldea, les da un sentido y articula en un discurso sensible, propio. Modernidad y posmodernidad puede entenderse como un intento de discurso sensible, por más que sea polisémico o lleno de simbologías disparejas. Ahora bien, en el 2009 intuyo que la configuración poética de la “crisis” está alejándose de las fórmulas del bienestar psíquico ya que siento que este hecho estaba inherente pero disfrazado y ahora la clase gobernante ya se descaró. De nada sirve que el mundo esté vigilado las 24 horas por cámaras en todo tipo de espacio. La inseguridad, el asalto, el asesinato testificado por el big brother no es la solución.
No propongo una solución. Estoy incapacitado para ello y tampoco busco cambiar al mundo, pero sí invito a leer la vida en frecuencia poética puesto que esto colabora en una resignificación más personal de lo que es la realidad y dota de ciertos equilibrios entre el querer ser y el deber ser. La poesía, entendida como realidad espiritual, es elemental en el ser, ya que colabora a resemantizarlo todo. La poética ayuda a un lenguaje personal, a no perder el control, a burlarse de lo que molesta y a viajar más allá de lo que son problemas sociales, y aceptar que algo más se mueve: enfocarse a una ola sin percibir al océano, no darse la oportunidad de conjugar simbologías es vivir la crisis poética.
La negación a la poesía es una batalla lograda por la insensible clase política, apoética, intransigente y estática. El ritmo de hacer y deshacer sobre un mismo espacio. Componer una calle, romperla, volverla a componer, es un proceso terrorista. El ser humano se ha convertido en un consumidor visual y algunos ven y no interpretan. Ver un cambio de paisaje en el ambiente cotidiano, podría ser interpretado como una novedad, como un embellecimiento de la superficie, así mismo como un respiro a la “crisis mundial”. También ver en estos detalles a los procesos terroristas es resultado de una sensibilidad más abierta, despierta y capaz de interpretar a mayor escala, el sentir de todos los humanos como una especie cansada de sostener a la razón como guía de vida, en energías por un bienestar que existe pero que no puede seguirse comprando en supermercado, más bien en la cotidianidad. Soy feliz, hay sol, hay mar, hay amor, hay música y esto nutre mi ser.
La crisis poética es eso, la imposibilidad de ver más allá de lo evidente. La crisis es un supuesto neoparadigma que está en nosotros aceptarlo o negarlo. Se le invita al lector a disfrutar la poesía escrita por el hombre y la poesía escrita por la naturaleza, reconfigurar y actuar en el tenor deseado, al ritmo del corazón.
memodeth- Senior Droogie
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Re: Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
Muy bueno Memo, felicidades!! Quería debatir un poco, pero estoy bastante de acuerdo con lo que dices...
LORD OF THE RIFFS- Senior Droogie
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Re: Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
Gracias, lord.
No es precisamente un análisis político. En ese caso debería hablar de más situaciones mundiales, incluyendo áfrica, pero no me da tanto el cerebro.
Yo creo que este tipo de ensayos no llegan a mucho, pero remueven algo. ¡Vive feliz!
No es precisamente un análisis político. En ese caso debería hablar de más situaciones mundiales, incluyendo áfrica, pero no me da tanto el cerebro.
Yo creo que este tipo de ensayos no llegan a mucho, pero remueven algo. ¡Vive feliz!
memodeth- Senior Droogie
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Re: Three metaphors... Escribí algo y salió publicado en una revista de Malta.
muy interesante memo, muchas gracias, me gusta leer este tipo de escritos, son interesantes y como tu lo dices conmueven...
holy_darkest- Senior Droogie
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